Corpografias

CORPOGRAFÍAS: “Somos algo más que carne” *
Por Carlos Trosman
carlostrosman(a)gmail.com

Participé como tallerista del “1er Encuentro Latinoamericano de Investigadores sobre Cuerpos y Corporalidades en las Culturas”, realizado el 1, 2 y 3 de agosto en la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, Argentina. Fue organizado por la “Red de Antropología De y Desde los Cuerpos” (https://red.antropologiadelcuerpo.com), con la Coordinación General de la Dra. Silvia Citro. Hubo 16 Grupos de Trabajo acerca del cuerpo y la corporalidad en diferentes territorialidades, y en cada grupo un buen número de profesionales expuso sus trabajos. Fue muy interesante para los Corporalistas y Coordinadores de Trabajo Corporal, poder participar del Encuentro asistiendo a todas las sesiones del GT donde estábamos inscriptos y presentando un taller final, tomando los emergentes del grupo e incluyéndolos en la propuesta del taller. En el Plenario final se rescató esta apuesta de l@s organizador@s por la inclusión de los talleres en el Encuentro, en especial por sus efectos en el grupo y en la producción grupal; por el acortamiento de las distancias entre las personas y la posibilidad de incluir el cuerpo y la sensibilidad afectados por el impacto de las ponencias.
En el cierre Aurelia Chillemi y el equipo de “Danza Comunitaria” coordinaron un taller hermoso que nos dejaron a tod@s con ganas del próximo Encuentro… y de más talleres. Entre las ponencias que más me impactaron de las que escuché, recuerdo la de Andrea Flórez Medina “¿Intercambio y mezcla de partes? Una mirada del cuerpo en los transplantes”. Plantea el contraste entre la visión del médico y la de quien recibe el transplante. Para el médico el órgano transplantado es solamente carne, una parte “desconectada” del sistema nervioso y orgánico quien murió y “conectada” en otro sistema vivo. El sentimiento de quienes reciben los órganos es diferente: lo perciben como un otro, como otra persona. Esto se expresa a veces en afirmaciones tales como: “Ahora me gusta comer más dulces y antes no comía.” O elucubraciones y temores sobre si el órgano recibido perteneció a un hombre o una mujer (al sexo opuesto al propio), o si era una buena persona o no, etc… La fantasía de cómo este órgano vivido como un otro me afectará, condiciona el éxito de los transplantes, y esto es algo fundamental. Un comentario importante que trae Andrea Flórez es que algun@s de l@s transplantad@s les ponen nombre a sus nuevos órganos, y dialogan con ellos. Sin duda es una forma de incorporarlos, de apropiarse de ellos y de incluirlos en su esquema e imagen corporal. También sin duda este proceso de apropiación es una representación de la lucha entre el rechazo o la aceptación inmunológica, que, por supuesto, no pertenece al ámbito de la lógica que propone la medicina. Lo interesante es que entre estos pacientes que se vinculan con sus órganos transplantados, los casos de rechazo son menores. Evidentemente, en el equipo de transplantes deberían incluir un chamán, digo un Corporalista, para que a través de trabajos de representación plástica (tipo mapas del cuerpo) o dramática, favorezca el vínculo del paciente transplantado con este nuevo órgano que se incorpora, legalice el nombrarlo y el hablar con él, en el sentido de la “eficacia simbólica” que desarrolla Lévi Strauss en el capítulo II de su Antropología Estructural.

* Artículo publicado en la revista Campo Grupal N° 149 de Octubre de 2012, pág. 4).